Puesto que el primer objetivo del enroque es poner el rey a cubierto es obviamente contradictorio enrocar, por ejemplo, cuando está en marcha un ataque en el sector. Si su flanco de rey está seriamente debilitado, el enroque corto conlleva un riesgo excesivo. Incluso algunas debilidades podrían constituir ya un signo que encienda la luz roja. Consideremos, por ejemplo, el diagrama 42, partida R. Hübner - V. Smyslov, Tilburg 1979, después de la 10ª jugada negra (1 d4 d5 2 c4 c6 3 Cc3 Cf6 4 Cf3 dxc4 5 a4 Ca6 6 e4 Ag4 7 Axc4 e6 8 Ae3 Ab4 9 Dc2 Axf3 10 gxf3 0-0).
DIAGRAMA 42
Hübner - Smyslov
Tilburg 1979
Después de 10 ... 0-0
Las blancas disfrutan de una considerable superioridad en el centro, ventaja espacial y dos alfiles potencialmente activos. Dado que es previsible que la posición se abra, el rey blanco no estará bien situado en el centro. Así pues, las blancas deberían enrocar, pero ¿dónde? El sector más seguro es el flanco de dama, y la continuación correcta aquí es 11 Tg1! c5 12 Ah6 Ce8 13 d5 Cac7 14 0-0-0!, cuando las blancas disponen de una fuerte posición de ataque, con su rey razonablemente a cubierto. La partida prosiguió, en cambio, de este modo: